Hay
formas que sólo se pueden diseñar una vez, que cuando se llevan del papel a la
realidad se convierten en obras maestras. Es el caso de esta propiedad, nacida
de la ambición de un proyecto que buscó desde el principio coronar un entorno
privilegiado.
La
experiencia de alzarse sobre el mundo la vivimos cuando nos asomamos a través
de sus amplios ventanales. Los espacios interiores quedan envueltos por grandes
superficies acristaladas corredizas, lo que consigue que las zonas más nobles se
unan con las terrazas y la piscina, acercándolas también al paraje natural
exterior: la cima de la urbanización Toix-Mascarat.
Esto
permite disfrutar de unas vistas incomparables hacia el sur, con una panorámica
de la Bahía de Altea y el Mar Mediterráneo de fondo, ya sea desde sus amplias
terrazas, a través de sus enormes ventanales, en cualquiera de sus jardines
naturales, desde la piscina de horizonte infinito o
desde un mirador de excepción: el jacuzzi de la planta alta.
Su
estilo moderno se plasma en un diseño que resulta de la unión perfecta de
líneas rectas y sobrias. El arquitecto se basa en ellas para crear cada volumen
del conjunto, consiguiendo un perfecto equilibrio entre la excelente estética y
la mejor funcionalidad. Se distribuye en tres plantas. En la de acceso
encontramos un amplio aparcamiento cubierto y, ya en el interior, tres
dormitorios, todos con baño y acceso a terraza cubierta y al jardín. Dos de
estos baños aprovechan la luz de la piscina, situada en el nivel superior de la
vivienda, para iluminarse.
Subimos
a la planta principal, en el ascensor Thyssenkrupp o por las escaleras, donde nos
recibe el amplísimo salón con chimenea y con la moderna cocina de la firma Santos
al fondo. Dos jardines japoneses custodian esta planta, hacen las veces de
claraboya y dotándola de un ambiente en el que dominan la paz y la tranquilidad.
En
el exterior, la terraza apergolada sirve de antesala a la piscina,
perpendicular a la fachada y de horizonte infinito, que permite fundir el azul
de sus aguas con el color del mar que tiene frente a ella, un verdadero lujo
para la vista.
Seguimos
ascendiendo y llegamos a la planta alta, en la que nos aguarda el dormitorio
principal, con un espectacular vestidor. El baño, separado por una gran mampara
fija y al que se accede por otra deslizante, cuenta con una bañera de
hidromasaje que se asoma a la bahía y al mar, más aún si deslizamos los
ventanales y lo dejamos al aire libre.
Un solarium de 35 m2 y
un jardín de 70 completan la planta superior de La Perla del Mediterráneo.