El cuarto proyecto que A-cero, con Joaquín
Torres y Rafael Llamazares al frente, ha materializado para una villa exclusiva
en Altea Hills es uno de los más impactantes desde el punto de vista visual.
La exigencia era máxima, pues el
emplazamiento de la parcela en el que se levantará la vivienda es inmejorable,
coronando la exclusiva urbanización de lujo Altea Hills. Desde lo más alto de
este privilegiado entorno esta villa se asomará a unas increíbles vistas de la
bahía de Altea, desde el Puerto Deportivo de Campomanes, al norte, recorriendo
las preciosas playas y puertos de Altea y El Albir, el precioso entorno natural
de Sierra Gelada y la ciudad de Benidorm, para vislumbrar en los días de cielo
despejado los altos edificios de Alicante.
FACHADA EN MOVIMIENTO
La fachada de esta villa sigue una
estética arquitectónica de volúmenes dinámicos, gracias a los voladizos que
evolucionan en formas curvas y se colocan en la planta baja y la planta alta.
Estos elementos superpuestos tienen como resultado un movimiento visual en la
fachada, al mismo tiempo que forman una figura que evoca al infinito, una
sensación que ya transmite la propia arquitectura gracias a su integración con
el paisaje y su conexión con el mar.
A la hora de diseñar esta vivienda se han distinguido
dos partes en la fachada: una parte inferior, que acoge la piscina, y una
superior mucho más escultórica. La parte inferior, en la planta sótano, se
distingue del resto del conjunto por un acabado en hormigón enfoscado oscuro,
en contraste con el color blanco reinante del resto de la fachada.
PISCINA HACIA EL INFINITO
La piscina comunica visualmente con el
paisaje y el mar gracias a un panel de vidrio que rompe la homogeneidad de esta
parte inferior de la fachada, creando una sensación de continuidad e infinito. Se
observan también grandes paños acristalados (escalonados en planta alta), que
permite la entrada de luz natural y de nuevo permiten la conexión entre el
interior y el exterior de la vivienda.
De nuevo, nos encontramos ante un reto
arquitectónico debido a la pendiente tan acusada que presenta la parcela. La
vivienda se integra en el entorno, aprovechando al máximo la superficie de la
parcela. De este modo, la vivienda parece proyectarse desde el propio terreno
hacia el mar.
El acceso a la vivienda puede realizarse
tanto por planta alta como por el edificio auxiliar, donde también se ubica el
aparcamiento interior. La plantas de comunicaciones quedan completamente ocultas,
integradas totalmente en el terreno.
VISTA INTERIOR
El interior comparte el contraste de los
acabados de la fachada. El color blanco es el protagonista, buscando la
continuidad y creando espacios diáfanos. Una continuidad que se proyecta hacia
el exterior gracias a la conexión entre el interior de la vivienda y su
entorno. Las principales zonas comunes y los dormitorios gozan de unas
privilegiadas vistas al Mar Mediterráneo.